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Mi búsqueda y mi deber ser…

A veces, en días como hoy me pregunto si puede haber días peores, y si, pasa el tiempo y los días peores aparecen. La misma historia se ha repetido durante muchos años desde que tengo plena conciencia y al mismo tiempo mientras más me empeño en encontrar la justificación de algo, la razón de ser de algo, más me decepciono. Intento buscar la verdad, mi verdad quizá, y al no encontrar esa verdad que espero encontrar la decepción es mayor.

Desde niño soñé con tener una familia, una familia distinta a aquella en la que yo había crecido, otro tipo de trato, otro tipo de personas, en fin. Pero cuando se dio la oportunidad de tener una familia, al pasar el tiempo, los años, noté que no era tan simple como lo había yo soñado entonces. Una familia es más que un compromiso legal, más que un compromiso de hijos y de esposo, es más que todo eso.

Mi búsqueda ha sido incansable durante muchos años, al principio resultó difícil hacerlo solo, ya que de cinco hermanos y siendo el mayor, se me hizo el compromiso –sin ser consultado- de ser un ejemplo para ellos, por lo que tuve que trabajar y estudiar para poder sacar ese compromiso adelante, mismo que a la larga resultó una ofensa para mis hermanos, al grado de llegarme a llamar mi hermana Alma Delia “el hijo pródigo”, en sentido irónico claro está.

Con el paso del tiempo no solamente acepté aquel compromiso solitario sino que aprendía a convivir con él, aunque cabe enfatizar que no era algo que yo hubiera deseado así sino que me fue impuesto, ya que por mi hubiera seguido ese camino de valemadrismo en el que me había conducido durante mucho tiempo en la colonia donde vivía, que dicho sea de paso, por aquellos años estaba considerada como la peor colonia de Villahermosa, la más conflictiva, la de mayor índice delincuencial, etc. Ese compromiso no deseado siempre lo relaciono mucho con una entrevista que vi en la televisión al cineasta Oliver Stone, cuando estando comentando sobre la trama de una de sus películas de guerra, aseguraba que habían actores que habían vivido la guerra en realidad, y al pasar una escena de uno de esos orientales para comprobar lo dicho por el cineasta decía entre otras cosas, que ellos “habían luchado en la guerra no porque fueran muy valientes, sino porque no les había quedado de otra”…fue una pequeña frase que me dejó muy marcado desde entonces.

Yo había tenido que abanderar una causa que no era la mía, mi madre quizá habría querido ver que el esfuerzo que había hecho por sacar a cinco chamacos adelante a toda costa, tenía que ver un resultado alguna vez, y entonces pensó en mí, como eligió no lo sé, nunca le he preguntado ni lo haré. Mi madre dejó que mi hermana que me sigue en edad estudiara solamente hasta sexto de primaria y a mí no. Mi otra hermana, estudió solo hasta la secundaria y a mí me obligó a continuar; otra de ellas no terminó la secundaria y a mí me fregó más, finalmente mi hermano acabó la secundaria en una escuela especial para trabajadores y cuando le vino en ganas, mientras que mi madre a mí me partió la “mandarina en gajos” para hacerme terminar la secundaria en tiempo regular, sin reprobar y a pesar de los pesares.

Pasaron los años, estudié no solo la secundaria, no solamente la preparatoria sino que un día fui a la universidad a estudiar una licenciatura y la concluí y hoy estoy a meses de concluir una maestría, misma que tampoco desee sino que los compromisos del trabajo que hoy desempeño hicieron de ese hecho de nuevo una obligación, aunque no puedo negar que todo eso ha sido para mí una satisfacción personal.

Lejos quedaron aquellos años de partirse el alma aquella empresa de materiales eléctricos donde me hacían trabajar hasta los domingos, lejos también aquel tiempo en un periódico donde las noches eran interminables y del cual salía casi al amanecer para tomar el camión que me llevaría al campus universitario en Cunducán, que decir de la imprenta de mi gran amigo Vicente Morales (q.e.p.d.), y aquél patrón tan bandido de nombre Sebastián que aun siendo casi un niño me hizo cargar un tubo galvanizado desde el centro hasta la colonia Atasta donde vivía, mientras él tomaba un Taxi para ir al mismo lugar.

En fin, de recurso económicos no puedo hablar, viví y cobré lo que honestamente me correspondía a pesar de haber visto como otros se embolsaba el dinero ajeno, durante mi paso por sector público me alinee, como se dice comúnmente en política; me formé, esperé mi turno, mientras otros se “saltaban las trancas” y unos más “asaltaban” los puestos y cometían atrocidad y media y yo siempre “alineado”.

Al final de cuentas busqué siempre ser ese ejemplo que mi madre quiso, me mandó de avanzada para “abrir brecha para los que venían atrás”, para ser un ejemplo, para ser digno de su esfuerzo, digno de mis hermanos, etc. No obstante lo anterior y ya encarrilado en compromisos, me casé y ahora debía ser digno de una familia y un ejemplo para mis hijos, aun cuando he cruzado ya la primera mitad de mi vida en una búsqueda que aun no termina.

Nadie me pregunto a mí lo que yo quería hacer en verdad. Me hubiera gustado viajar sin compromisos con nadie, hubiera querido vivir en carne propia el movimiento zapatista que consideré siempre una lucha justa, hubiera querido estudiar la carrera de Derecho, hubiera preferido dedicarme en cuerpo y alma al periodismo y hacer una carrera profesional en ese medio. Cuanto hubiera dado por asistir a un concierto de Silvio en Cuba, a un concierto de Pablo en el Zócalo, a una tocada de Lora, a una lectura de poesías de Alejandro, a una conversación con don Germán Dehesa, en fin, y no tener que anteponer siempre mis compromisos para quedar bien con otros.

Al final no quedé bien con mis hermanos, no soy el hijo preferido de mi madre, sigo siendo el padre malvado que mis hijos ven en mí, no soy el esposo complaciente y abnegado que mi esposa esperaba y todavía continúo en la búsqueda, una búsqueda que no ha sido tan improductiva como pudieran pensar después de leer los párrafos anteriores, esta búsqueda me ha permito conseguir algo de lo que muy pocos pueden presumir, aunque eso será otro tema parte de MIS VIVENCIAS y de lo que en otro momento les contaré también.

Desde luego que la búsqueda continuará hasta el último de mis días, y espero poder encontrar al final algo mejor y que llegado su momento yo pueda encontrarme con el Creador cara a cara y pueda sentir por fin en su compañía el descanso y el abrigo que tanta falta me hace ahora.

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