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La extinción de los héroes

Quiero dejarles esta vez con una historia que me encontré "caminando" por la web, y me vi en la necesidad de "recogerla" con mi Ctrl+C y depositar en este pequeño rincón para compartirla con ustedes...espero que les guste tanto como a mí, y si acaso quieren leer más de esta personal les dejo aquí su LINK: http://hombrepalido.blogspot.com/

Eris Quod Sum*

Algunas veces no es suficiente lo que uno puede hacer para evitarle males a las personas que uno quiere. No, por más que uno quiera no puede luchar contra demonios ajenos. Esos demonios que, juguetones, pueden disfrazarse y mostrarse de las formas más diversas, como un duende al final del arco iris, una sirena en medio de un océano solitario, o tan sólo como actitudes o acciones propias en la naturaleza de esas mismas personas que de tanto en tanto le juegan un revés inesperado.
No hay ya en nuestro mundo lugar para héroes; la gente no los necesita, o peor aún, ya no los quiere.

No hay gratitud ni sonrisa ni afecto, tan sólo desdén, indiferencia y soledad. Cada cual inmerso en su propio microuniverso, buscando alejarse o aislarse de las cosas que le rodean que le parecen imprescindibles o molestan siquiera su realidad (en apariencia) autosuficiente.

Cuando las heridas dejan de ser estigmas físicos y se encuentran a un nivel psicológico (por no decir psicosomático), no hay espada que empuñar, ni demonios que uno pueda luchar.
Cada cual, como dije, en su mundo.

Entonces, cuando aparece un extraño vagabundo en este "multiverso" formado por la suma infinita y la escasa intersección entre los microuniversos de las personas, alguien que se interesa más bien por adentrarse en esos recónditos lugares que por crear o aislar su propio rincón de realidad, no puede evitar sentirse confundido, perdido...

No hay avisos ante estas cosas, no hay un cartel que al entrar en esta realidad advierta al vagabundo con su espada.

Y él, él no pidió entrar allí; no pidió verse inmerso en esos lugares que tan ajenos le resultan y tantas veces quiso comprender, porque su mente, si bien cuenta con la capacidad de crear estos mecanismos que mencioné antes, decide, por alguna razón que se le escapa, no emplearlos, y seguir a la deriva en medio del mar, solitario y sin ningún rumbo prefijado.
Allí donde el viento le lleve, él se dirige.

Allí donde las medusas, las serpientes y los cíclopes se encuentran cada vez más lejos y su espada tenga escasa utilidad (por no decir nula).

Él intenta ver al mundo como un todo, comprender sus partes, sus mecanismos, sus defensas. Mas su alma, con el tiempo, se desgasta. Las miradas de las gentes al pasar con el tiempo tornan a la indiferencia, pues su sola imagen genera en ellos una de esas "molestias" que pretenden evitar.

Y el héroe (título sin ningún sentido ya) sigue caminando, preguntándose cuál es su rumbo, cuál es su lugar y el porqué de que su destino haya querido que caminase de esta manera. Se pregunta, mas no lamenta uno solo de sus pasos.

Con cada andar, cada mirada y cada contacto (por más breve que haya sido) ha aprendido un pequeño algo. Ese "algo" intangible pero que le da esencia a su vida como la ha vivido y como planea seguirla viviendo.

Cansado y abatido, torna a sentarse a un costado del camino que recorre, y pensar... pensar cuáles son sus monstruos, a qué demonios luchar.

Pero se ha dado cuenta de algo y esto es que en todo el tiempo que ha caminado solo, con la espada enfundada, ha olvidado, por falta de práctica, cómo empuñarla, cómo asestar el golpe, cómo dar batalla...

Su espíritu derrotado ya no sabe cómo volver a emprender la caminata, no reconoce los vientos que otrora le guiaran y ya no puede ni hablar. Llora silenciosaemnte y, sin saber cómo, no sólo ha vuelto a caminar sino que corre, sin saber hacia donde, sin poderse controlar.

Se ha olvidado su espada junto al camino y, cuando se percata de ello, no recuerda cómo regresar. Se detiene abruptamente: se ha dado cuenta que él nunca fue un héroe, sino que justamente un héroe es lo que necesita, alguien que lo instruya cómo luchar a sus demonios, o que lo haga en su lugar.

Busca y busca en las miradas comprensión, alguien que entienda su sufrimiento. Busca, hasta que una visión le petrifica por completo: al mirar el prado que le rodea ve incontables, casi infinitas espadas que yacen en el paisaje, abandonadas, entre las cuales seguramente se encuentre la suya allí, tirada, olvidada, adornando el lugar junto a las demás.
Se arrodilla, con la cara hacia el sol, y se pregunta...

Se pregunta si acaso aquellos "adornos" pertenecieron, alguna vez, a los que con tanto desdén le ignoraban. ¿Sería que quizás, ya no quedaban héroes capaces de ayudarle?

La caminata prosiguió lentamente y en silencio. Su mirada se tornó tosca e indiferente. Desdeñaba a aquellos que habían abandonado sus armas, y miraba con duda a aquellos que las empuñaban.

La caminata, prosiguió. La procesión infinita de las almas continuó. Y su alma se perdió junto a las demás.

*"Eram quod es, eris quod sum" = "Yo fui lo que eres; tú serás lo que Soy"

1 comentario:

Unknown dijo...

Toñito Toñito... qué gran aporte... creo que a todos los que lo leamos nos va a gustar... más que gustar, nos vamos a sentir plenamente identificados, porque es la expresión de las luchas y confrontaciones que pasamos TODOS a lo largo de nuestras vidas con las personas que nos rodean, nuestras vivencias, nuestras batallas con nuestro primer y más temible enemigo que somos nosotros mismos, nuestros demonios, yo pienso que no tanto ajenos como menciona el escrito, sino que nosotros mismos permitimos se gesten en nosotros...
Esas confrontaciones, percepciones de la cruda realidad a veces que se nos presenta para hacernos perder la fe en Dios, en la humanidad, en nosotros mismos...
Y es cuando perdemos la batalla, es cuando pasa lo que describe el texto en sus últimos 9 párrafos, perdemos la fe en todo, las fuerzas para luchar, olvidamos las armas que tenemos y como asirlas y nos dejamos aplastar, nos convertimos en uno más, que olvidamos expresar los sentimientos que en apariencia son rutinarios e innecesarios como la gratitud y las sonrisas o simplemente decidimos dejar de luchar por nosotros mismos... esto es lo más triste, lo que muy personalmente me impactó tremendamente, trajo a mi mente seres queridos, conocidos que se rindieron, el recuerdo de cómo se cansaron de luchar, de como prefirieron dejar morir sus sueños, incluso su propia vida, literalmente hablando.
Pero no quiero concentrarme en lo triste, porque impacta sobremanera mi alma, al grado de las lágrimas, sino quiero retomar un fragmento intermedio:
"Con cada andar, cada mirada y cada contacto (por más breve que haya sido) ha aprendido un pequeño algo. Ese "algo" intangible pero que le da esencia a su vida como la ha vivido y como planea seguirla viviendo."
Esta es la cúspide de nuestra confrontación, lo que por muchos pasa de manera vertignosa que ni siquiera lo notan, es donde hacemos conciencia de que a pesar de lo cruda que resulta a veces la vida y de haya personas que decidan aportar solo malas cosas a los demás,hay también momentos y personas que como dice,por muy breve que haya sido el contacto, dejan enriquecidas nuestras vidas, es ahi donde recuperamos aliento, fe y esperanza en la humanidad,en la vida, nuestro propósito de ser alguien que pueda no solo aportar riqueza espiritual y crecimiento a nuestra esencia como personas, seres creados con amor, por amor y para el amor, sino también a toda persona que se cruce en nuestro camino, recuperamos las fuerzas para seguir luchando por nuestros sueños, y también luchar codo a codo por los de nuestros seres amados, amigos, familia.
Este debería ser el destino para todo humano y no terminar, de ninguna manera, lapidado por la hostilidad, la indiferencia, la derrota, la soledad, el desamor, la falta de ganas de luchar.

Es muy extenso este tema amigo, podríamos pasarnos toda la vida reflexionando al respecto.

Gracias Toñito por darme la oportunidad para un autoanalisis y dar gracias a Dios y a la vida por mi y por tantos amigos más, que como a ti, nos han permitido seguir con nuestra alma y espiritus en pie de batalla.